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Esteatocitosis hepática no alcohólica: ¿Corre usted riesgo?

Esteatocitosis hepática no alcohólica: ¿Corre usted riesgo?

Es bien conocido que el consumo de alcohol puede causar daño al hígado, pero hay otros factores de riesgo que pueden provocar enfermedades hepáticas incluso si usted bebe poco o nada de alcohol. La esteatohepatitis no alcohólica (NASH, por sus siglas en inglés) es una afección que se engloba dentro de las enfermedades del hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés), causadas por la acumulación de grasa en el hígado. Esto puede provocar inflamación y cicatrices. Un diagnóstico de NASH significa que el hígado ha acumulado suficiente grasa como para provocar inflamación crónica y muerte celular.

Aproximadamente el 12 % de la población de los Estados Unidos padece NASH, pero dada la dificultad del diagnóstico, es probable que esa cifra sea mayor. Los investigadores estiman que la NASH se convertirá en la principal causa de trasplantes de hígado en los Estados Unidos entre 2020 y 2025.

Una condición silenciosa

Lo complicado de la NASH es que las personas que la padecen suelen presentar pocos síntomas o ninguno, lo que a menudo da lugar a un diagnóstico tardío, cuando el hígado ya está gravemente dañado.

A medida que la NASH avanza, es posible que experimente:

  • Pérdida de peso inexplicable.
  • Fatiga.
  • Debilidad.
  • Dolor en la parte superior derecha del abdomen.

Las señales de advertencia que indican etapas más avanzadas de la enfermedad incluyen:

  • Ictericia
  • Hinchazón o distensión abdominal
  • Confusión
  • Sangrado del tracto gastrointestinal

La NASH puede tardar años en agravarse hasta el punto de causar síntomas. La NASH se ve muy afectada por sus hábitos de vida, por lo que comprender los factores de riesgo puede reducir en gran medida las posibilidades de desarrollar esta enfermedad.

Evaluación de sus factores de riesgo

No todas las personas que padecen NAFLD desarrollan NASH, y los investigadores aún están tratando de averiguar por qué. Sin embargo, hay varios factores que contribuyen a la acumulación de grasa en el hígado, entre ellos:

  • Obesidad
  • Estilo de vida sedentario
  • Resistencia a la insulina y diabetes tipo 2
  • Colesterol alto
  • Triglicéridos altos
  • ndrome metabólico
  • Hipertensión

La NASH también está asociada con otras afecciones médicas, como el hipotiroidismo, la apnea obstructiva del sueño y el síndrome de ovario poliquístico.

Si usted tiene alguno de estos factores de riesgo, controlarlos puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar NASH. Es esencial adoptar cambios saludables en el estilo de vida.

Mantener un peso corporal saludable y realizar actividad física con regularidad son las formas más eficaces de prevenir la NASH”, afirma la doctora  Rebecca G. Kim, profesora adjunta de medicina en la División de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición de University of Utah Health. Para las personas que tienen factores de riesgo, tomar medicamentos que ayuden a controlar la presión arterial, mejorar los niveles de colesterol y reducir los niveles de glucosa o azúcar ayudará a disminuir el riesgo de padecer NASH”.

Dificultades en el diagnóstico

No existe una prueba única que permita diagnosticar la NASH. Si presenta alguno de los factores de riesgo mencionados anteriormente acompañado de síntomas, su médico determinará si hay acumulación de grasa en el hígado, lo que puede hacerse mediante:

  • Análisis de sangre
  • Resonancia magnética
  • Tomografía computarizada
  • Ecografía
  • Elastografía, una ecografía especial que comprueba si hay fibrosis en el hígado.

Si estos análisis revelan algo sospechoso, su médico tendrá que realizar una biopsia de hígado para confirmar la NASH. Se trata de un procedimiento invasivo en el que se inserta una aguja a través de la piel hasta el hígado para extraer una muestra. Aunque la biopsia de hígado es actualmente el estándar de oro para diagnosticar la NASH, este procedimiento conlleva algunos riesgos, como dolor, sangrado e infección.

Kim afirma que actualmente se están realizando numerosas investigaciones para encontrar formas no invasivas y asequibles de diagnosticar y controlar la NASH, de modo que los pacientes puedan empezar a controlar su enfermedad lo antes posible.

Vivir con NASH

Si le diagnostican NASH, su calidad de vida dependerá del grado de daño hepático que tenga en ese momento.

Niveles de daño bajos a moderados

Si su hígado presenta cicatrices mínimas o moderadas, la NASH no afecta a su calidad de vida ni a su esperanza de vida. Controlar los factores de riesgo y perder peso puede ayudar a mejorar o revertir las cicatrices.

Niveles graves de daño

Si desarrolla cicatrices avanzadas, conocidas como cirrosis hepática, esto puede afectar su calidad de vida. Si la cirrosis por NASH se diagnostica a tiempo, la esperanza de vida es de entre 10 y 15 años. Sin embargo, si desarrolla complicaciones como hinchazón o líquido en el abdomen, confusión o sangrado del tracto gastrointestinal, la esperanza de vida disminuye drásticamente a entre tres y cinco años sin un trasplante de hígado.

Independientemente del grado de avance de la cicatrización hepática, todas las personas diagnosticadas con NASH deben evitar el alcohol.

“Aunque el alcohol no es lo que provoca la enfermedad hepática, las investigaciones han demostrado que el alcohol, incluso en cantidades pequeñas o moderadas, agrava el daño hepático causado por la NASH”, afirma Kim.

Si recientemente le han diagnosticado NASH o tiene alguno de los factores de riesgo conocidos, hable con su médico sobre los cambios que puede incorporar a su estilo de vida diario para mantener su hígado sano.

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