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Cómo ayudar a un niño quisquilloso o selectivo con la comida

Ofrecer alimentos sólidos a su bebé es un momento emocionante. Pero la emoción puede terminar de repente cuando se niega a comer su comida favorita. Casi todos los niños pasan por un periodo de picoteo al principio de su vida. Incluso hay un término para ello: el bajón de apetito del niño pequeño.

"Cuando los niños empiezan a tomar alimentos sólidos, pueden tener fuertes reacciones a sabores y texturas", dice la doctora Cindy Gellner, médico especialista en pediatría de la Universidad de Utah Health.

La etapa típica de "picoteo" se observa en torno a los 1-5 años. Es cuando los niños empiezan a desarrollar preferencias alimentarias.

Uno de los consejos más importantes para los padres es no frustrarse. "Al igual que aprender a hablar, el niño tarda tiempo en aprender a ser un buen comedor", dice Miranda Reynolds, dietista clínica de la Universidad de Utah. Esta etapa acabará pasando.

A continuación, le indicamos cómo puede ayudar a su hijo a no ser tan selectivo a medida que crece:

1. Establecer horarios regulares de comidas y meriendas

Come en la mesa en lugar de dejar que tu hijo roce y lleve comida y tazas para sorber. Evita darle leche y zumos entre comidas porque pueden quitarle el apetito. Ofrézcale sólo un vaso pequeño de agua entre comidas. Si tu hijo usa biberón, sustitúyelo por un vaso. Es probable que beba menos en el vaso, dejando más espacio para la comida.

2. No haga comidas separadas

Prepare la misma comida para todos, aunque su hijo se queje o se niegue a comerla. Es importante que aprenda a comer lo que come la familia. Ofrecer una comida diferente puede enseñarles a no probar alimentos nuevos porque siempre recibirán comida que les gusta.

3. Evite presionar a su hijo para que coma

Respete su capacidad de escuchar a su cuerpo y déjele elegir qué y cuánto comer de lo que se le ofrece. Póngale una pequeña ración de un nuevo alimento en el plato sin obligarle a probarlo. Pueden ser necesarios varios intentos antes de que el niño se sienta cómodo aceptando un nuevo alimento.

4. Respete las señales de hambre y saciedad de su hijo

Evite obligar a su hijo a terminarse el plato y anímele a dejar de comer cuando se sienta satisfecho. Los niños tienen el estómago mucho más pequeño que los adultos, por lo que es normal que coman menos que los demás, o que no coman nada.

5. Involucre a su hijo en la planificación y preparación de las comidas

Deje que seleccionen frutas, verduras y otros alimentos saludables en el supermercado. También puede ser divertido que participen en la preparación de las comidas. Permítales elegir los ingredientes, ofrecerles un aderezo u organizar los alimentos de forma creativa.

6. Sea un buen ejemplo a la hora de comer

Coma alimentos sanos y variados, evite los comentarios negativos sobre los alimentos que no le gustan y genere un ambiente tranquilo y agradable, sin distracciones como juguetes o la televisión.

7. Evite los sobornos

Utilizar el postre o las golosinas como soborno para que coma otros alimentos puede afectar negativamente a su hijo y conducirle a hábitos posteriores de alimentación desordenada. No utilice la comida como castigo ni niegue comidas.

Comer de forma selectiva es normal

Cuando la conducta alimentaria de un niño cambia de repente, puede crear mucha ansiedad y estrés en los padres. Pero el hecho de que su hijo deje de interesarse por un alimento concreto no significa que exista un problema subyacente grave.

"Si su hijo está creciendo bien con su altura y peso, lo más probable es que se trate de un picoteo conductual y no de una causa médicamente grave", dice Gellner. "No es que el niño tenga una razón médica para no comer lo que quieren sus padres. Es que los niños se inclinan naturalmente por los dulces y otras golosinas y aguantarán hasta conseguirlos."

Por tanto, si la abuela, el abuelo u otro pariente le da a su hijo dulces y comida basura, es probable que su hijo se esté saciando con ellos. Según Gellner, los padres suelen ceder porque les preocupa que su hijo no coma y se muera de hambre. Pero en realidad, el niño está "entrenando" a los padres para que cedan a lo que quieren.

"No se morirán de hambre, pero puede que tengan que comer algo que no creen que les guste y descubran que les gusta", dice Gellner.

Cuándo pedir ayuda

Si después de los 6 años el niño sigue mostrándose extremadamente quisquilloso con la comida, puede que haya llegado el momento de buscar otras causas. Para averiguar esas causas, hable con su hijo y su pediatra.

"Puede que a su hijo no se le haya reintroducido correctamente un alimento que no le gusta", dice Gellner. "Pueden pasar hasta 10 veces antes de que acepten un alimento con el que se encontraron negativamente".

En la mayoría de los casos, un poco de trabajo de detective y perseverancia da sus frutos. Sin embargo, en niños con problemas de humor o sensoriales, puede costar un poco más.

"También hay que informar al pediatra si la familia tiene antecedentes de ansiedad o autismo", dice. "Eso ayudará a identificar posibles problemas desde el principio y abordarlos".

Por supuesto, en cualquier situación, un niño necesita comer. Una vez identificado el problema, es importante buscar soluciones que garanticen una nutrición adecuada. Trabajar con un dietista titulado puede ayudarle a asegurarse de que su hijo recibe lo que necesita para crecer y desarrollarse.