Mayo es el Mes de la Concienciación sobre los Accidentes -infarto o derrame- Cerebrovasculares, un recordatorio anual para protegerse a sí mismo y a sus seres queridos de sufrir un accidente cerebrovascular. A continuación se enumeran cinco formas de reducir el riesgo de sufrir un infarto cerebral, también conocido como un ictus, y mejorar su salud en general.
Conozca sus riesgos
El riesgo de sufrir un ictus es mayor para las personas de 65 años o más y para las que están genéticamente predispuestas o padecen ciertas afecciones como hipertensión arterial, colesterol alto y diabetes. Hable con su médico sobre sus cifras, los objetivos que debe cumplir y las opciones de medicación más adecuadas para usted.
Levántese del sofá
El ejercicio es la mejor medicina, especialmente para quienes corren riesgo de sufrir un ictus. Las investigaciones demuestran que 30 minutos de ejercicio moderado -incluyendo entrenamientos de bajo impacto como caminar y hacer yoga- cinco días a la semana pueden minimizar la posibilidad de sufrir un ictus y su peso.
Saborea el arco iris
En lugar de recurrir a ese tentempié envuelto en celofán, opte por la fruta. Mejore su colesterol incorporando una combinación adecuada de alimentos a su dieta, y cuanto más coloridos sean los productos, mejor. Mantenga la constancia y la atención en su dieta, y empezará a ver los frutos de su trabajo.
Sea amable con sus pulmones
No deje que su salud se convierta en humo. Si usted fuma o vapea, ahora es el momento de dejarlo. Una línea de tiempo para dejar de fumar muestra que a los 20 minutos de dejar de fumar, su pulso se reducirá, y en un plazo de uno a cinco años, habrá reducido significativamente el riesgo de sufrir eventos cardíacos, incluyendo un accidente cerebrovascular.
Dedicar tiempo a uno mismo
El estrés crónico puede causar estragos en el sistema nervioso, haciendo que el cortisol (la hormona del estrés responsable de la respuesta de lucha o huida) se dispare y aumentando el riesgo de sufrir un ictus. Reserve algo de "tiempo para mí" en su agenda de actividades de autocuidado como el yoga, los ejercicios de atención plena y la higiene del sueño.