Skip to main content

El autismo y el sueño: Consejos para descansar bien

Criar a un niño con autismo no es tarea fácil, independientemente del lugar que ocupe en el espectro. De hecho, es una especie de maratón de larga distancia sin línea de meta. Puede ser agotador y frustrante.

Si a esto añadimos que aproximadamente la mitad de las personas con autismo padecen un trastorno del sueño, el agotamiento alcanza un nuevo nivel. Los problemas de sueño suelen estar relacionados con la incapacidad para conciliar el sueño en un tiempo razonable o con despertarse en mitad de la noche sin poder volver a dormirse rápidamente.

¿Por qué la asociación?

Los problemas de sueño de los que hablamos aquí son persistentes y a largo plazo, y a menudo están relacionados con el autismo. Lo que puede resultar aún más frustrante es que nadie sabe realmente por qué un índice tan elevado de trastornos del sueño afecta a los autistas.

Los expertos en autismo están llevando a cabo investigaciones con las familias para descubrir la causa fundamental. Por ahora, no se ha descubierto gran cosa.

"Una teoría sugiere un mal funcionamiento del ritmo circadiano del cuerpo, que es el reloj biológico de 24 horas del cuerpo, y la incapacidad de regular la producción de melatonina del cerebro", dice la doctora Patricia Aguayo, MPH, directora médica de la Clínica de Trastornos del Espectro Autista de University of Utah Health.

Consejos para dormir bien

Como padre, lo mejor que puede hacer es fomentar e imponer buenos hábitos de sueño. Los planes que haría para conseguir que cualquier niño pequeño se durmiera son aplicables a los niños con autismo. La principal diferencia es que la hora de acostarse puede llevar más tiempo y la rutina debe ser mucho más estricta.

1. Apagar los aparatos electrónicos

Al menos una hora antes de acostarse, la diversión digital debe terminar. Ver la televisión, jugar los videojuegos y navegar por Internet pueden inhibir el sueño si se hace cerca de la hora de acostarse, cuando la mente necesita empezar a apagarse. Además, la luz de los dispositivos electrónicos puede inhibir la producción de melatonina.

2. Eliminar los refrescos y los aperitivos

El azúcar y la cafeína son algunos de los peores enemigos del sueño. La cafeína consumida incluso seis horas antes de acostarse tiene un efecto negativo sobre el sueño. Pero puede ser difícil decir que no o esconder totalmente lo bueno de un apetito furtivo. Mantenga alejadas las golosinas mucho antes de acostarse. Asegúrese también de que los niños pequeños no tomen nada menos de una hora antes de acostarse. Una pausa para ir al baño a la 1 de la madrugada puede echar por tierra todo el trabajo que hizo para que su hijo se durmiera.

3. Rutina, rutina, rutina

Los niños con autismo rinden mucho más cuando la actividad es predecible, y eso no es diferente cuando se trata de la hora de acostarse. Las transiciones de una actividad a otra deben hacerse despacio y con calma. Pero si el niño se resiste, lo mejor es mostrarse firme y persistente. No ceder ante las súplicas y los llantos.

"Elija una rutina sencilla que dure unos 30 minutos. Puede incluir cosas como la hora del baño, ponerse el pijama, leer un libro, escuchar música relajante o atenuar lentamente las luces".
Patricia Aguayo, MD, MPH

4. Suplementos de melatonina

Lo más probable es que haya oído hablar del tipo de melatonina que se vende en las tiendas en forma de pastillas o gominolas. Dado que la melatonina se encuentra de forma natural en algunos alimentos, no se considera un fármaco y, por tanto, no está regulada por la FDA igual que los medicamentos. Los suplementos de melatonina pueden ayudar a conciliar el sueño, pero saber cuál es la dosis y el momento adecuados para tomarla puede resultar complicado.

Si está considerando el uso de estos suplementos, consulta con su pediatra. La melatonina tomada en el momento equivocado del día puede alterar aún más los patrones de sueño. Aunque no se han registrado casos de sobredosis, el conocimiento de estos suplementos y de la dosis adecuada es limitado.

Otra cosa que hay que recordar es que a menudo es fácil recurrir a la medicación. Esto debería ser el último recurso. Consulte a su pediatra y averigüe si la medicación es adecuada para la situación de su hijo.

5. Respire hondo y cuídese

¿Ya hemos mencionado que es difícil? La privación de sueño en los padres suele crear problemas en el trabajo, en las relaciones y en otros aspectos de la vida. La privación extrema de sueño también puede ser francamente peligrosa.

Dese un respiro y sepa que está haciendo lo mejor que puede. Si es posible, intente alternar las tareas de la hora de dormir entre otros miembros de la familia. Respire hondo, trate de ser positivo y mantenga la calma delante de su hijo. Recuerde que no es culpa suya.

Puede obtener más información sobre estrategias para mejorar el sueño en niños con autismo en inglés aquí.