Por muy seguro que conduzca, no puede controlar a los demás, lo que puede resultar bastante frustrante cuando le cortan el paso o le siguen mientras está al volante. Es fácil desencadenarse, y recurrir a la furia al volante puede ser difícil de controlar.
Huir, luchar o quedarse inmóvil
Cuando el cuerpo experimenta estrés o ansiedad, está intentando prepararse para lo que va a hacer como reacción. Esta parte de nuestro cerebro -la amígdala- nos ayuda a protegernos del peligro. Nuestra reacción es instintiva, se remonta a nuestros antepasados que vivían en la naturaleza. Dependían de esta reacción para luchar o huir.
Sin embargo, con el tiempo, esta reacción se ha vuelto menos adaptativa, poniéndonos a veces en situaciones peligrosas.
"A menudo vemos que la gente se vuelve un poco más ofensiva en lugar de defensiva en esos momentos porque están esperando un ataque", dice Amanda McNab, trabajadora social clínica licenciada en el Instituto Huntsman de Salud Mental (HMHI por sus siglas en inglés) de la Universidad de Utah. "Lo que podría parecer furia al volante y agresividad es en realidad más esa parte de lucha de nuestro mecanismo de defensa".
Entender la furia al volante
La furia al volante suele estar asociada a la agresividad en la carretera. La furia al volante suele tener su origen en el estrés subyacente y en factores psicológicos. La furia al volante puede actuar como una emoción "paraguas" porque puede cubrir u ocultar otras emociones como la frustración, el miedo, la tristeza y la decepción.
"A menudo, las personas sienten que no tienen control sobre lo que ocurre en sus vidas, ya se trate de la familia, el trabajo o las finanzas", explica McNab. "Por lo tanto, ya están un paso por encima de lo que está sucediendo, y la furia al volante se ha ido acumulando y acumulando".
La emoción de la furia al volante también puede conducir al deseo de venganza, un sentimiento de deseo que puede conducir a la liberación emocional y, en última instancia, ayudarnos a sentirnos mejor. Sin embargo, al final, puede tener resultados y consecuencias potencialmente devastadores.
Factores psicológicos
Las investigaciones han encontrado que algunas personas se desencadenan más fácilmente al volante y pueden conducir de forma más agresiva debido a factores psicológicos. Algunas de estas conductas son las personas con:
- Trastorno de estrés postraumático (TEPT o PTSD por sus siglas en inglés). Las personas con TEPT pueden temer por su vida y reaccionar de forma agresiva. La situación en la que se encuentran puede recordarles una época de mucho miedo o peligro.
- Depresión. Aunque la mayoría de la gente piensa en la depresión en personas que se cierran en banda, no pueden dormir ni comer, o están tristes y desesperanzadas, también puede manifestarse como agitación agresiva: la sensación de que alguien está en su contra.
- Trastorno bipolar. Las personas con trastorno bipolar se enfrentan a una cantidad abrumadora de emociones y agitación, y pueden desencadenarse con facilidad. Durante un episodio maníaco, la persona experimenta cambios impredecibles en su estado de ánimo y su comportamiento, lo que puede hacer que se sienta abrumada, agitada o con menor control de los impulsos y tolerancia al estrés.
- Trastorno por déficit de atención (TDA o ADD por sus siglas en inglés). Una persona con TDA lo asimila todo a la vez, lo que le dificulta centrarse en una sola cosa. O pueden llegar a estar hiperconcentrados en cosas, como ser agraviados.
Estrés y ansiedad
Las personas que sufren estrés o ansiedad en su vida personal podrían agitarse con facilidad y tener una menor tolerancia a la frustración.
"Es casi como si estuvieran todo el tiempo a tope", dice McNab. "Si alguien se sintiera amenazado y tuviera la tendencia a hacer más del lado de la lucha de las cosas, podríamos ver un aumento en los incidentes de furia al volante de carretera".
A veces, un solo acontecimiento puede desencadenar que una persona explote de emoción, sobre todo si está experimentando estrés o ansiedad. En respuesta, suelen sacar conclusiones precipitadas y responder de forma agresiva.
"Cuando ocurre algo que está fuera de nuestro control, es importante reconocer que probablemente no era nuestro objetivo. Puede que alguien haya tenido un momento de distracción o se haya desviado para evitar algo en el arcén".
Practicar el autocuidado en la rutina diaria puede ayudar a controlar el estrés. A menudo, las personas tienden a llevar el estrés consigo todo el tiempo y a todas partes.
McNab dice que una buena regla general es dejarse llevar. Valida tus sentimientos primero para honrarte a ti mismo, y luego deja que pase el momento en lugar de aferrarte al sentimiento y dejar que se encone. Practicar esto fuera de la carretera puede hacer que sea más fácil responder a situaciones de mucho estrés cuando surgen.
Consejos para controlar las emociones al volante
- Respire hondo. Controlar los impulsos puede ser difícil. Respirar hondo da un par de segundos más de espacio entre una reacción y otra. "Ayuda a volver a activar la parte del cerebro que puede ayudarnos a pensar las cosas en pasos más lógicos y a filtrar parte de la parte impulsiva de nuestro comportamiento como seres humanos", dice McNab.
- Mantenga la distancia. Dejar más espacio entre el coche que le precede le da más tiempo de reacción. Le da la oportunidad de reducir la velocidad cuando alguien frena en seco o de reconocer lo que está pasando y reaccionar antes de que ocurra algo peor.
- Sea consciente de si mismo. ¿Alguna vez ha llegado a su destino y no ha recordado el camino hasta allí? Sea consciente de sus habilidades al volante concentrándose en la carretera y en lo que le rodea. Reconozca lo que le distrae y encuentre cosas que le ayuden a calmarse. Por ejemplo, escuchar música o bajar la ventanilla para respirar aire fresco.
- Hable en voz alta. Uno de los ejercicios de la conducción defensiva consiste en decir en voz alta todos los pasos que está dando al volante. Esto puede ayudarle a tomar conciencia y a controlar el estrés para llegar a su destino con seguridad.