Las investigaciones demuestran que los niños y adolescentes tienen problemas con su imagen corporal. Por suerte, hay técnicas que pueden ayudarle a usted y a sus hijos a desarrollar una relación sana con sus cuerpos y la comida.
Aquí compartimos cinco maneras de proteger a sus hijos:
1. Ármese de conocimientos.
Lo que podría parecer un comportamiento normal en realidad podría ser una señal de advertencia de un trastorno alimentario. Comience por comprender la diferencia entre una alimentación desordenada y un trastorno alimentario, y luego conozca los síntomas de los trastornos alimentarios más comunes, que pueden incluir:
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Alimentación extremadamente limitada
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Miedo intenso a engordar
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Fijación en el peso y la figura corporal
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Duro autojuicio por defectos imaginarios
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Fijación en alimentos "sanos" o "buenos", especialmente a una edad temprana, y elección cada vez más restrictiva de los mismos.
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Reflujo ácido y otros problemas gastrointestinales, o decir que les duele el estómago después de comer ciertos alimentos.
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Irritación intestinal por abuso de laxantes.
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Deshidratación grave
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Comer impulsivamente
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Comer solo o a escondidas para no pasar vergüenza
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Sentirse angustiado o culpable por comer
2. Hable con su hijo, y empiece pronto.
Los adolescentes y los adultos jóvenes no son los únicos que sufren trastornos alimentarios. La National Eating Disorders Association informa de que entre el 40 y el 60% de las niñas de primaria están preocupadas por su peso.
Independientemente del sexo de su hijo, construir una base sólida de confianza en sí mismo puede ayudarle a lo largo de toda su vida. Anime a su hijo a hacer comentarios positivos sobre su cuerpo y enséñale sobre alimentación intuitiva, nutrición suave y por qué es importante alimentar su cuerpo.
“No hay que confundir establecer una relación sana con la comida con hacer dieta", dice la Dra. Kristin Francis, psiquiatra de niños y adolescentes del Instituto Huntsman de Salud Mental. "Desconfía de introducir cualquier tipo de plan alimentario que moralice la comida como 'buena' o 'mala' y que restrinja determinados grupos. En su lugar, enséñeles que la salud no es sinónimo de peso y que se define por algo más que el aspecto de un cuerpo.
Céntrese en ofrecer una variedad de alimentos y bocadillos a horas fijas y ayude a su hijo a aprender a reconocer la cantidad de comida que necesita su cuerpo específico. Ayúdeles a comer libremente, sin distracciones de televisión y libros, les ayudará a escuchar las señales de su cuerpo y a autorregularse.”
3. Dé un buen ejemplo.
Su hijo se da cuenta cuando salta comidas o hace comentarios poco amables sobre su cuerpo o el de otra persona. Sea consciente no sólo de lo que dice, sino también de lo que hace.
"Las investigaciones demuestran que cualquier comentario sobre el cuerpo es perjudicial para los niños", dice Francis. "Es difícil no hacer comentarios sobre el aspecto físico y requiere mucha práctica dado nuestro propio condicionamiento social".
Póngase a prueba para mejorar su propia autoestima y su relación con la comida. Deje que su hijo le oiga decir cosas como: "¡Hoy me siento bien!" y "Vaya, me siento muy satisfecho después de esa deliciosa comida, ¿cómo te sientes tú?".
"Sus hijos absorben más de lo que cree", dice Francis. "Dar un buen ejemplo en casa puede ayudar a contrarrestar la retórica y las imágenes poco saludables que verán en la televisión, las redes sociales o en el mundo".
4. Conozca su historia familiar.
El principal factor de los trastornos alimentarios -entre el 50% y el 80% de los casos- es la composición genética de la persona. Pero si los trastornos alimentarios son hereditarios, eso no significa que su hijo esté destinado a sufrirlos. Lo que sí significa es que debe hablar con su hijo sobre los riesgos y estar muy atento a las señales de alarma.
5. Sea proactivo.
Si cree que su hijo o adolescente padece un trastorno alimentario, solicite la ayuda de un profesional hoy mismo. Si no se tratan, los trastornos alimentarios pueden provocar problemas médicos graves e incluso la muerte. Comuníquese con su pediatra, que puede evaluar el estado de su hijo y ponerle en contacto con especialistas para que su hijo vuelva a estar sano.
"No hay por qué avergonzarse de pedir ayuda", dice Francis. "Hay muchos médicos y terapeutas especializados en ayudar a padres, adolescentes y niños a superar los trastornos alimentarios y los desórdenes alimenticios".
Si, en algún momento, su hijo empieza a hablar de la muerte y a decir que la vida es demasiado dura, o si piensa que la gente estaría mejor sin él, o no quiere seguir viviendo, pida ayuda inmediatamente. Puede comunicarse con un profesional médico o terapeuta, llamar a una línea de crisis como el 988 o descargar una aplicación de intervención en crisis como SafeUT.