Skip to main content

Guía para lidiar con un adolescente enojado

La paternidad puede dar lugar a algunas de las mayores alegrías de la vida. Sin embargo, también puede conllevar grandes retos. Justo cuando cree que ha dominado los años de las rabietas de los niños pequeños, de repente tiene un adolescente malhumorado, con los ojos en blanco y que parece no estar de acuerdo con todo lo que hace o dice.

Por qué su hijo adolescente parece enojado

Aunque los cambios de humor de su hijo adolescente pueden resultar difíciles desde el punto de vista de la crianza, suelen ser propios de la edad y normales.

Algunos factores que explican por qué su hijo adolescente parece irritable o enojado con más frecuencia incluyen:

  • Cambios hormonales
  • Deseo de independencia
  • Influencias sociales
  • Más responsabilidades
  • Autodescubrimiento

Estos importantes cambios vitales, combinados con el desarrollo de sus cerebros, pueden provocar mal humor o ataques de ira.

"Cuando un adolescente se siente enojado o irritable, a menudo es una combinación de que en realidad se sienten decepcionados, avergonzados, culpables o tristes", dice Laura White, PhD, MS, psicóloga de niños y adolescentes en el Instituto Huntsman de Salud Mental de University of Utah Health. "Sale en forma de rabia porque no tienen las palabras o la capacidad para expresarlo. Sus cerebros no están completamente desarrollados hasta los 20 años, así que aunque pueden pensar de forma abstracta y sentir estos grandes sentimientos, no pueden controlar sus impulsos, regular sus emociones o simplemente tomarse un momento para pensar antes de decir o actuar de forma agresiva".

Consejos para controlar la ira de los adolescentes

Si se encuentra frecuentemente recibiendo la ira de su adolescente y no está seguro de cómo comunicarse eficazmente con ellos sin agravar la situación, recuerde utilizar sus habilidades GIVE:

– Gentileza: Hable a su hijo con delicadeza y respeto. Trate de mantener la calma y la compostura. Evite gritarle, insultarle o acusarle de algo.

I – Interés: Aparta el teléfono o la computadora para demostrar a su hijo que le interesan su vida, sus sentimientos y lo que tiene que decir. Préstele toda su atención cuando le hable.

V – Validar: Esta parte puede resultar difícil para los padres, porque es posible que no estén de acuerdo con el motivo del enojo del adolescente. Sin embargo, validar sus sentimientos y hacerle saber que tiene derecho a enojarse puede ayudarle a sentirse comprendido y respetado. 

E – Educación fácil: Manténgase tranquilo y accesible con su hijo adolescente. Procure no parecer demasiado formal, sino más bien relajado. Aunque sus intenciones sean buenas, evite intentar resolver problemas o arreglarlo todo por ellos. Sólo intente escuchar y comprender.

Modelar habilidades de afrontamiento saludables

"Animo a todos los padres a que, cuando hablen con un adolescente malhumorado o enfadado, sean un modelo de buena regulación emocional", dice White. "Si se mantiene calmado y neutral, es probable que le hagan caso, pero si grita y vocifera, la situación seguirá escalando".

Si una discusión va a más, no lo castigue: no tiene por qué resolver el problema en ese mismo momento. Sugiérele que se tome un breve descanso y que retome la situación cuando ambos se hayan calmado. Luego, modele habilidades saludables de regulación emocional haciendo algo que le ayude a calmarse, como salir a caminar, dibujar o hacer un ejercicio de atención plena.

Establecer límites coherentes

White sugiere mantener un diálogo familiar sobre los límites establecidos y las consecuencias que tendrán si se traspasan. Invite a su hijo adolescente a colaborar en un límite que le parezca importante. Por ejemplo, si quiere que su toque de queda sea a medianoche, pero usted cree que debería ser a las 10:00 pm, hablen de quedar a las 11:00 pm. Lo importante es ser coherente con las consecuencias.

Cuándo buscar ayuda profesional

Aunque es normal que los adolescentes estén de mal humor, hay que estar atento a estas señales de alarma que podrían indicar la necesidad de ayuda profesional:

  • Cambios extremos de su estado de ánimo habitual
  • Aislamiento
  • Incapacidad para desenvolverse en el día a día (es decir, calificaciones que están bajando)
  • Intimidar a los demás
  • Daños a la propiedad
  • Crueldad con los animales
  • Hablar de hacerse daño a sí mismo o a otros
  • Expresar desesperanza o hablar de suicidio

Si le preocupa que su hijo tenga un problema de salud mental subyacente, como la depresión, hable con él regularmente. No lo moleste por ello, pero dejarle saber que nota que puede estar pasando algo más serio puede animarlo a abrirse eventualmente al respecto. También puede pedir ayuda.

Si su hijo adolescente participa o habla de comportamientos peligrosos, como autolesionarse, suicidarse o amenazar a otros, puede llamar al 988, un servicio gratuito y confidencial para cualquier persona que sufra una crisis de salud mental y sus seres queridos.

Equipado con estos conocimientos, puede evitar que se agraven las situaciones difíciles, manteniendo los límites y enseñando a su hijo adolescente técnicas de regulación saludables.