La orina no es lo único que debe preocuparnos en una piscina. El agua puede contener toxinas más nocivas.
Piense en todos los gérmenes y bacterias que pueden proceder de una sola persona. Un nadador puede dejar tras de sí sudor, crema solar, células de la piel, pelo, saliva y restos de caca.
Aunque el cloro o el bromo de las piscinas ayudan a eliminar algunas de estas bacterias, no las eliminan todas.
Síntomas comunes de las enfermedades relacionadas con la natación
Las enfermedades relacionadas con nadar en una piscina suelen propagarse al tragar, entrar en contacto o respirar el vaho del agua contaminada. La enfermedad más común relacionada con la natación es la diarrea. Otras son:
- Erupción cutánea
- Dolor/infección de oído
- Tos o congestión
- Dolor ocular
Lo que no se puede ver en el agua
Aparte de las bacterias de las heces que pueden acabar en el agua de la piscina, aquí también pueden propagarse virus. La hepatitis A, el enterovirus y el norovirus son algunos de los más comunes.
El criptosporidio también es una enfermedad común que puede propagarse rápidamente en una piscina. Este parásito causa diarrea y suele afectar a los niños. Normalmente se asocia a brotes en piscinas públicas.
E. coli es otra bacteria notoria que se transmite a través de alimentos o agua contaminados por materia fecal. Una infección por E. coli puede causar diarrea grave.
Medidas de seguridad
Puede tomar muchas medidas para reducir la propagación de bacterias en las piscinas. Por ejemplo:
- Ducharse antes de entrar en la piscina
- Haga que los niños pequeños lleven pañal en la piscina en todo momento
- Lleve a su hijo al baño cada hora
- Lávese las manos después de ir al baño y cambiar pañales.
- No vaya a nadar si está enfermo o tiene diarrea
- No trague agua de la piscina